ENAJÓ, una experiencia única


Juntos iniciamos este camino hacia lo que sería el Encuentro Nacional de Jóvenes, sentimos la necesidad de ser sal y luz en medio de nuestra juventud venezolana; además la invitación era muy clara, sencilla y concisa: Celebrar y Proclamar la Buena Noticia de Jesús Resucitado.

Desde el momento que llegamos a la ciudad de Valencia, sabíamos que iba a ser algo que íbamos recordar siempre y es que aún lo hacemos. La parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria, en el centro de la ciudad, nos recibió con las puertas, los brazos y el corazón abierto y dispuesto a llenarse del carisma, de la espiritualidad y sin duda de la alegría del joven salesiano, nos sentimos como en casa y es que desde el párroco Antonio Arocha, los coordinadores, facilitadores, músicos, y demás ayudantes hicieron posible que este ENAJÓ parroquial fuera algo inolvidable.


No estábamos solos, porque más de 200 jóvenes pernoctamos en "La Candelaria", jóvenes de las Diócesis de Carúpano, Barinas, Mérida, Margarita, Barcelona y de las Arquidiócesis de Caracas, Maracaibo y la anfitriona Valencia. Se creó un clima de fiesta, de hermandad, un clima de que Cristo se hace joven con la juventud que abre su corazón para recibirlo. El tiempo pasó rápido, las Lectios Divinas con Ricardo Grzona, la Santa Eucaristía con el Arzobispo Auxiliar de Caracas Fernando Castro, la noche alegre con todas las ciudades presentes, el karoke, y la incertidumbre que se convertía en expectativa de que pasaría el domingo 5 de agosto.



Y así como se fue el viernes y el sábado, llegó el domingo, Día del Señor. Día en que más de 10.000 jóvenes de todos los rincones del país se reunían en torno a una sola persona: CRISTO, vivo y resucitado. ¡Fue una fiesta, una gran fiesta! Desde que llegamos hasta que nos fuimos. Pero lo mejor fue encontrarse con Jesús en nuestros hermanos del MJS de toda Venezuela, más de 400 locos enamorados de Jesús al estilo de Don Bosco, cantos, consignas, gritos, ¿y cómo no? ¡SI SOMOS SALESIANOS! que alegría es que mantengamos viva esa llama de juventud que nuestras realidades necesitan.

Contentos en Cristo vivo y resucitado, dimos testimonio de una Iglesia que se hacen en el joven y con el joven. ¡Viva Jesús, Viva nuestra Iglesia, Viva María!

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